“LA AGUJA”
Una mujer, en el colmo del desconsuelo, se afanaba buscando alrededor de un farol. Encorvada, daba vueltas de aquí para allá, explorando en el suelo. Era noche avanzada y un hombre pasaba por allí de vuelta a su hogar. Vio a la mujer, que había empezado a gimotear, atribulada.
-Buena mujer, pero ¿qué te ocurre? ¿Puedo ayudarte en algo?
-¡Qué más quisiera yo! –exclamó la mujer, sin dejar de buscar ansiosamente-. He perdido una aguja en mi casa y no la encuentro.
Perplejo, el hombre preguntó:
-Pero, mujer, si la has perdido en tu casa, ¿por qué la buscas aquí?
-¡Oh! – suspiró apenada la mujer-. Como en mi casa no había luz, me he venido a buscarla junto a este farol. …
-Buena mujer, pero ¿qué te ocurre? ¿Puedo ayudarte en algo?
-¡Qué más quisiera yo! –exclamó la mujer, sin dejar de buscar ansiosamente-. He perdido una aguja en mi casa y no la encuentro.
Perplejo, el hombre preguntó:
-Pero, mujer, si la has perdido en tu casa, ¿por qué la buscas aquí?
-¡Oh! – suspiró apenada la mujer-. Como en mi casa no había luz, me he venido a buscarla junto a este farol. …
... Y TÚ, ¿DÓNDE BUSCAS LAS FELICIDAD?
Texto tomado de: RAMIRO A. CALLE, “Cuentos espirituales de oriente”, Editorial Sirio, Barcelona, 2006, pág., 13.
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