lunes, 3 de octubre de 2011

DE LO HUMANO Y LO DIVINO

JUAN 1,14 No será menos un enigma esta hoja/ que la de Mis libros sagrados/ ni aquellas otras que repiten/ las bocas ignorantes,/ creyéndolas de un hombre, no espejos/ oscuros del Espíritu. // Yo que soy el Es, el Fue y el Será,/ vuelvo a condescender al lenguaje, / que es tiempo sucesivo y emblema./ Quien juega con un niño juega con algo/ cercano y misterioso; / yo quise jugar con Mis hijos./ Estuve entre ellos con asombro y ternura.// Por obra de una magia / nací curiosamente de un vientre./ Viví hechizado, encarcelado en un cuerpo/ y en la humildad de un alma. / Conocí la memoria, / esa moneda que no es nunca la misma./ Conocí la esperanza y el temor, / esos dos rostros del incierto futuro./ Conocí la vigilia, el sueño, los sueños,/ la ignorancia, la carne, / los torpes laberintos de la razón,/ la amistad de los hombres, / la misteriosa devoción de los perros./ / Fui amado, comprendido, alabado y pendí de una cruz./ Bebí la copa hasta las heces. / Vi por Mis ojos lo que nunca había visto:/ la noche y sus estrellas. / Conocí lo pulido, lo arenoso, lo desparejo, lo áspero,/ el sabor de la miel y de la manzana, / el agua en la garganta de la sed, / el peso de un metal en la palma, / la voz humana, el rumor de unos pasos sobre la hierba,/ el olor de la lluvia en Galilea, / el alto grito de los pájaros. / Conocí también la amargura./ He encomendado esta escritura a un hombre cualquiera;/ no será nunca lo que quiero decir, / no dejará de ser su reflejo. / Desde Mi eternidad caen estos signos. / Que otro, no el que es ahora su amanuense, escriba el poema.// (...) A veces pienso con nostalgia en el olor de esa carpintería. Jorge Luis Borges.

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